miércoles, 14 de mayo de 2008

Sobre"Las sílabas de noche"

Artículo de Nicolás del Hierro



El personal estilo de Francisco Caro


“Pero de lo que no le quedará duda a ese mismo lector/escritor es de hallarse ante una poética personal donde el estilo y el vocablo son dos inmaculadas perfecciones”



Con el libro “Las Sílabas de Noche”, que acaba de emerger en el mundo de las publicaciones, Francisco Caro se alzó con el Premio “Juan Alcaide” de Poesía en su convocatoria del año 2007. Es éste su cuarto libro publicado, pero es muy significativo que, a punto de aparecer el quinto de sus poemarios, “Lecciones de cosas”, Premio “Ciudad de Zaragoza” 2008, en poco más de dos años, Paco está logrando imponer su actividad y acierto en el panorama poético español. Cada uno de sus títulos se ha visto avalado por su respectivo galardón, amén del que ocupó el segundo lugar en su particular “parrilla de salida” (permitidme el símil deportivo ahora que Alonso y Lorenzo están en la mente de los más), que fuera publicado en la Col. “Ojo de pez”, que prestigia la creación literaria desde la Biblioteca de Autores Manchegos, editada por la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real.

Francisco Caro, Piedrabuena (C.Real), 1947, que ha desarrollado su actividad profesional en la docencia como profesor de Historia en institutos de secundaria, tras ganar con sendos poemas los premios “Ángel Crespo” y “Jorge Manrique”, irrumpió en la poesía española con su libro “Salvo de ti”, galardonado con el primer premio que concediera a un poemario la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, y que el 2006 publicara Ediciones Vitruvio en su colección Baños del Carmen. Fue ésta, su primera salida, como cuando un torero (y nos apoyamos en otro símil distinto) abre la puerta grande de La Ventas o la del Príncipe en La Maestranza. Cierto que la poesía es mucho más minoritaria que la llamada Fiesta Nacional, pero lo que no puede quitarle nadie es que sea una fiesta para el espíritu, aunque la disfruten sólo unos pocos.


Visto así, a cualquiera podría parecerle fácil el camino, pero hay que tener méritos para ganárselo. Llegado ya con años a la poesía, es el de Caro un ejemplo de acierto personal. Por la prominencia de sus libros puede a algunos parecerles un ciclón. Él, irónicamente, y cuando alguien le hace referencias similares, acostumbra a decir que no tiene demasiado tiempo que perder. Y así lo aprovecha, porque no da puntada sin hilo. Su cualidad y modo de hacer poético le valió y le vale para que se conjuguen en él las mayores esperanza. Singular, estudioso de mil lecturas previas, antes de lanzarse a la productividad del cultivo poético, tuvo y tiene muy claro la semilla con la que ha alimentar el surco del verso. Despojado su estilo de casi todo artificio, sin apenas adjetivos, profunda su palabra, en buena parte de sus poemas algún lector podrá dudar si, temáticamente, el poeta se está refiriendo a la mujer, a la propia palabra o a la misma poesía, como búsqueda de una verdad estética. Pero de lo que no le quedará duda a ese mismo lector/escritor es de hallarse ante una poética personal donde el estilo y el vocablo son dos inmaculadas perfecciones.


Hablamos ahora, escribimos aquí sobre “Las Sílabas de Noche”, que se presentara el pasado domingo día 27 en Valdepeñas, como origen del premio y cuna del maestro Juan Alcaide, y cuando cinco días antes (martes, 22) en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid, con un salón abarrotado por unas ciento veinte personas, la mayoría poetas, se llevó a efecto un acto similar; pero antes y en su tiempo, en estas misma páginas de LANZA, ya habíamos comentado sus libros “Salvo de ti” y “Mientras la luz” porque desde el principio estábamos seguros del acertado estilo de Francisco Caro. Un estilo propio y personal, singular insistimos. No olvidemos nunca que en cualquier manifestación artística lo que cuenta y debe elogiarse es la originalidad. Francisco Caro desmocha de adjetivos el árbol de su poema, para dejarlo puro y limpio en la imagen, libre de hojarascas y ampulosas metáforas. Ya hemos referido alguna vez su inclinación por el desnudo idiomático de Juan Ramón Jiménez y Pedro Salinas, que en este libro podemos incrementarlo con el de Adonis: “Sea viaje a su verso nuestro viaje”.


“Las Sílabas de Noche”, con un dibujo en portada de otro piedrabuenero ilustre, el pintor Castrortega, se nos presenta como un viaje literario; un viaje por ese tema triangular de mujer/palabra/poesía, a la par que nos lleva por algunos lugares de la España que ama y ha vivido (“Campos de Calatrava”, “Barcelona”...), y nos acerca a poetas de su estima, como el ya citado Juan Ramón (“porque a veces el caos / acude silencioso / y los poemas crecen / sobre palabras curvas”), o a Ángel Crespo, (nos descubre, nos abraza / hasta ser atavío”) al tiempo que no deja de llevarnos por del mundo que una vez conociera en la esencia del mismo: Messina, Alejandría, Albania, o por los mares que ya estaban en las literaturas clásicas: el Egeo o el de Mármara. Por último, o por principio, a modo de un modernismo clásico, el libro se nos abre con un poema pórtico, “Liturgia para una iniciación”: “oficiaré de luz / tú serás / codicia y don, la noche / que en el ara se ofrece”. Y luego tres estancias sencillamente enumeradas, para terminar con un sentencioso y concreto Cabo: “no debemos / aceptar más palabras”.

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