miércoles, 7 de abril de 2010

Pasos de abril: Lorenzo Oliván

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Martes, 6

Por el principio: Marisa Montesinos cedió sus tiempos al presentador, el clásico Luis Antonio de Villena tiene la palabra. Dos con cinco años después de su ético waterloo valdepeñero, estuvo amable, comedido en los modos, no así con la palabra concedida. Desparramado, enredado, encerrado cruelmente en el juguete repetido de las ideas simples, en nudas obviedades vestidas de oropeles, perorata llaman a eso los manchegos ágrafos, consumió más tiempo del que la cortesía y la paciencia otorgan. No es la vez primera que anoto semejante: Blanquerna, 23 de Abril, Margarit la víctima. Después habló Lorenzo Olivan, por quien fui, por quien fuimos. Poesía que aspira a registrar la abstracción depositada en la cotidianeidad, o la intención callada del pasar necesario. Tal vez del ser. Justeza, lenguaje sobrio, elegancia en el decir, en el leer, en la expresión. Sosegada desolación y mística, carnalidad también, las envolventes cosas, juandelacruz como sendero dijo. La atracción por lo hondo, por la esencia, el riesgo de mirar para poder contarlo, lo inevitable. ¡Cuánto mejoró el atardecer! Verso vero y sereno, dedicó lecturas a Morales Barba, a Antonio Lucas. Me entretejí con el poema nato en la torre de Ainsa. Bien. Fin. Bar. A nuestras espaldas, cerca del techo, el fulgor de Messi.

Jueves 8, veremos.
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El puro discurrir

Córtate con el filo
de un verso que se impone, extiende el brazo
y deja poco a poco que mane así el poema,
sangre que llama a sangre, agua que fluye
desde siempre y que brota ahora en tu piel.

Los pájaros, los pájaros, en círculos
girando por tu frente inmemoriales.
¿No se buscan las llamas entre llamas
con anhelantes gestos de llegar
a mirar por encima de sí mismas?
¿no les basta a los vientos con moverse
para nacerse y ser?
Oh, puro discurrir ensimismado,
oh, plenitud en curso y sin razón,
que sólo en suceder cifra su sino,
y no se ve pasar y así no muere.

( De Puntos de fuga)
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