lunes, 28 de junio de 2010

Tal como suponíamos. Pedro y Valdepeñas.

.
Tan cerca de los afectos. Sabiamente rodeado de amigos de la poesía. Pedro A. González Moreno, lejos ya del adolescente retrato de artista que le hiciera el lápiz del ciudadrealeño Vicente Martín, allá por 1979, estuvo en Valdepeñas. Leyendo desde el empotro de unas bodegas míticas. Sin premura. En el goce de situar cada uno de los ocho poemas a los que puso voz. Ocho de los 12 que componen la plaquette editada y que él ha querido dedicar al instante de cuantos le abrazaron con su amistad y su memoria. Alcanzada memoria. Una cerámica recordará el hecho de esta lectura, en ella y junto al dibujo de V. Martín, otro de Eulogio Carretero en el que la vid y su racimo devienen en la entraña de lo humano.

Hizo el introito Manuel Cortijo, estremecidadamente terso, con impecable vocación lírica, pero sobre todo plateadamente emocionado. Discurso en donde la amistad declarada no entorpeció la claridad serena del análisis. Antes, Julián Creis hizo declaración de lo hecho y lo por hacer; luego, Agustín, último de los A-7, habló de generosidad con y del pueblo de Valdepeñas, para, siguiendo su tradición de buen banderillero, excitar con un nuevo par la diligencia del primer edil en cumplir sus compromisos con un recinto ya de todos.

Pasado, bien pasado, el mediodía y tras las fotos en las alturas: el duro sol y el empedrado. El fresco Ágora. La corta sombra. El aire niño por las blusas. Las copas y las bocas. La amistad renovada. Mirar y ser mirado, y ser mirada. Galanes, Miguel, elegante, desparejado. El bautizo de Raúl Nieto y Aurora, la pareja. José Luis Morales y Carmen, esperanzado todo, y sus ajardinadores amigos. MC Matute y Davina comprometidas para un duetto. Pilar Serrano y el cariño. Natividad es Mancha y alegría. Esteban Rodríguez y Nieves a los que hace tiempo no veía. Arce Lérida y los trajines de Guadiana. Amador “Crespo” Palacios, el empeño de la biografía. Fugaz Brotons y agradecido. Teo Serna (logré reconocerle), Nicolás del Hierro como paterfamilias, Joaquín Benito, en unidad, cual Matías. Marisa Montesinos, el alborozo. Vicente Martín casi en el júbilo. Contó Matías Barchino de San Juan de Cruz que a una pregunta de si sus versos los recibía del Espíritu Santo respondió: algunos, pero casi todos los hago yo. Estuvo Maxi Rey dolorido y grabando, y Aníbal de la Beldad, de quien son las fotos. Y la familia Creis talaverana, que aportó brindis y helado. Cristóbal y Mercedes, el contento. ¿Las seis? Múltiples despedidas.

Lucía Pedro A. un terno beige bajo la crespa y negrísima melena y una mirada calmosa y emotiva. Habló, firmó, recibió algo de cuanto ha dado. Siempre deja la duda si cuanto ha escrito es ya lo escrito. Yo sé que no, aunque nos abandone en la sospecha. Además, mientras él viva vivirán con él, y con él en todos nosotros unos cuantos: Rosales, Eladio, Crespo, Vicente Cano, Montesinos, Antonio, Pepe Hierro, Sagrario, Claudio, Paco Creis. Y una intemperie que le cuesta.


martes, 22 de junio de 2010

Pedro A. González Moreno en Valdepeñas

.

Añil y blanco. Será el domingo 27 de junio. Sobre las 13 horas, rayano el mediodía y en Valdepeñas. Los de A-7, todavía en el milagro de permanecer, celebran su X Vino de la Tierra en la persona del poeta Pedro A. González Moreno. Presentado por Manuel Cortijo, manchego también, como todo el ambiente. Poco a poco se va haciendo presente la justicia en una excelente generación de poetas de la tierra. El año pasado el vaso de vino se levantó en honor a Miguel Galanes.

Cada año, los poetas de Madrid, los más cercanos -afectiva, geográficamente- y los amantes de la poesía esperan con sosiego el acto y sabiamente acuden. Como harán en este solsticio, reclamados por una voz, tan poética como crítica, que ha sabido acompañar los instantes en la voz de tantos y tantos. También en la mía. Allí estaremos. En la bodega A-7, calle Buensuceso 54 de Valdepeñas.

Matías Barchino y Julián Creis se han preocupado, con su conocida meticulosidad, de que todo salga bien.

.
Teseo sin Ariadna

Para Elisa

Tú trajiste la lumbre
y delicadamente la fuiste separando,
una por una, en hebras
de luz; luego sembraste
la brasa en buena tierra
para darle raíz, tallo y altura
a la hoguera. Yo traje
sólo sombras gastadas por el uso,
algún desván poblado de fantasmas
y hojas de calendario todavía
sin ti. Vine de inviernos
y largas intemperies donde nunca
hubo ramas con savia para nidos.
Tú tejiste las hebras
que alguna vez serían necesarias
para hallar la salida;
yo sólo traje puertas
para tapiar por dentro el laberinto.

Trajiste mayos lentos y noviembres muy altos.
Yo esta voz que ha de darte
sólo un poema escrito desde el frío.

.

martes, 15 de junio de 2010

EL POEMA Y LOS DÍAS

.



Óleo de Pedro Castrortega



¿Puede la voz
atravesar el centro, la fatiga
perenne del combate
que a muerte mantenemos con los días,
reconocer las armas
y levantar
entre el polvo las tiendas

o tan sólo marcar
con tiza leve
indecisos los bordes de las tumbas?

.

lunes, 7 de junio de 2010

Poesía Digital y "Cuaderno de Boccaccio"

.
Poesía Digital es una página web que cuida la poesía, Es conocido su rigor, la calidad y altura de sus entrevistas. Su oferta de inéditos y su atención a las novedades son señas indudables del espacio. Para la sorpresa del blogero, lector habitual de Poesía Digital, se ha encontrado en el número de Junio con una crítica-reflexión de Carlos Javier Morales sobre "Cuaderno de Boccaccio", el libro editado en Alcalá recientemente.  Ofrecemos aquí un fragmento de la misma, aunque en el apartado Páginas SEMBLANZAS es posible consultarla entera.

También invitamos a nuestros lectores a visitar Poesía Digital usando este enlace.



LECCIÓN DE MADUREZ

por Carlos Javier Morales

El título designa con precisión lo que en él se contiene: los apuntes conservados por el viejo mercader Massimo Novello sobre las lecciones que en sucesivos jueves del año 1373 impartiera el ya anciano Boccaccio de Certaldo, en su amada Florencia, a cinco jóvenes voraces de sabiduría y de plenitud vital, entre los que se encontraba Novello, quien exhuma y comenta esos apuntes en 1432, el hoy de la escritura de un Novello ya también anciano. Aunque pudiera parecer un recurso literario para desdoblarse en varios personajes (¿qué poeta verdadero no tiene sus recursos, además de ser poeta?), este marco histórico-cultural resulta especialmente idóneo, pues nos permite contemplar cómo los consejos poéticos de un auténtico maestro, transcritos con la máxima fidelidad, siguen desentrañando una verdad actualísima y muy necesaria para el lector situado a más de seis siglos de distancia. Y ello es posible porque la verdad y la belleza, que de un modo más o menos perfectible se hacen realidad en cada poema humano, son realidades imperecederas. He aquí la cuestión medular que nos plantea cada composición de este libro, aunque siempre de un modo distinto y sorprendente. Nos encontramos, sí, ante una obra enteramente metapoética que, a la vez, rebosa intensidad vital por todos los poros.

(Sigue en Páginas SEMBLANZAS )