jueves, 31 de enero de 2013

La bramadera, la zoadeira

             Con Luz Pichel,
             tras su lectura de
             Cativa en su lughar/Casa pechada

Atas la voz que esconde la madera,
esa forma raíz, que ya es palabra,
a ese cabo y le pones
en su final rizados colores de papel,
el azar de algún naipe.

Coges fuerte el extremo
de la cuerda, del cáñamo y rodeas
tu mano y haces
que voltee, voltee, vigoroso,
y voltee, tenaz su giro, el verso,
el aire alrededor de tu cabeza, gozas
de su vuelo sujeto, gozas, zzsum, zzsum…
ahora su vibrar, oyes, pronuncias
la fricción y su hueco

zoas, cativa, su dormido volar, 
escribes, buscas
que rumie el aire, 
alzas
tu temblor renovado, revelado,
y le añades el grito de tu victoria alegre,
todo
huye y queda, tu monólogo zumba, zumbas, 
rozas, rizas,  lees, lees, zzsum, zzsum… guardas
todavía niñez, su planetario acorde,
todavía su brama, su zoar,
sus invencidos círculos, tu asombro,
por los deshabitados
lughares y la fábula de casa mal cerrada, 
pechada dices,
mal.

2 comentarios:

Ana Galán dijo...

Qué bien que verses a mi paisana Luz y que te atrevas con los vocablos gallegos. Suenan genial dentro de tu poema. Defines excepcionalmente la sensibilidad en la expresión de la autora. Enhorabuena!

Luz dijo...

Gracias, Paco. Es muy reconfortante sentirse leída así,
ese poema, así,
un abrazo.