martes, 5 de abril de 2016

Alfas y omegas. Siempre hubo

          
      Solos en la redacción, digo al Jefe: Algunos se largan a Kenia durante una semana para descansar del ajetreo. Otros a Perú, al festival de Lima con deseos de atiborrarse de lo que allí se cuece o germina. Alfa y omega de las reacciones. Hay tantos poetas jóvenes como escasez de escaparates. Siempre los hubo. Y hay tantos poetas maduros que han pasado la vida escribiendo en callado como los hubo siempre. Y siguen sin ruido (Luis Hervás, por ejemplo). Alfa y omega de las situaciones. Hay editoriales que gozan de su estatus (sin pasarse ni en lo de estatus ni en lo del goce), y las hay, mayoría, que andan haciendo cuentas día y noche sin hallar equilibrio. Alfa y omega de los emprendedores. Viene esto último a cuento por unas entradas en Face de Javier Sánchez Menéndez, el exitoso, parece, editor de la isla sevillana de Siltolá, y poeta. El que abre taberna de Libros y Copas estos días para oxigenar, para oxigenarse. Está Javier tan dudoso de la existencia de poetas jóvenes, él que tantos jóvenes ha editado, como de que la mayoría de los críticos sean solventes. Alfa y omega de las emociones. Él sabrá. En fin, nosotros a lo nuestro, porque el fin de tanto desfile procesional televisado nos ha devuelto a la normalidad del día a día editor. Tuvo la semana de regreso un alfa y un omega, un lunes y un viernes, prometedores. Veamos.

Lunes 28


      En el templo de la Alberti, a salvo aún de las banalidades, se presentó Re-generación. Una entusiasta y bien tramada antología de poetas jóvenes. Le ha dedicado tiempo y ganas José Luis Morante. Hay poetas jóvenes en España. Incluso algunos son capaces de romper barreras y vender. Y es que el lenguaje poético tiene la virtud de ser necesariamente proteico. Habita en él la voluntad de dejarse trastornar en sus modos y formas. Tiene la piel joven siempre, abierta al tacto de manos jóvenes que lo exciten y lo muden. Tiene el deseo abierto. No se quedará con todos, no irá a las alamedas ni a los lechos de plumas con todos, por supuesto. Pero se deja. Morante y la granadina Valparaíso han querido conocer a los que aspiran y ejercen. Contarlos al día de hoy. Se han detenido en 24 de los nacidos entre 1980 y 1995, los que inauguran, escribiendo, el siglo. A los nombres más conocidos. Luna Miguel, Elena Medel, Fernando Valverde, Elvira Sastre, Rubén Martín, Ben Clark,… añade otros nacidos de su búsqueda, de sus encuentros, hasta la cifra de la doble docena. El libro pasa de 300 páginas y se presentó el lunes 28. Introdujo el acto con humildad y justeza el antólogo. Resaltó su deseo de construir lar habitable y señaló la tentación de lo real y el poder de lo virtual, de las redes, en el quehacer poético actual. Todo antes de dar la palabra a los presentes. Diego Álvarez Miguel, Javier Vicedo Alós, Paula Bozalongo, Aitor Francos, Francisco José Martínez Morán y Javier Temprado hicieron lectura de algunos de los poemas seleccionados. Advertimos su anclaje en los modos, su frescura en los temas, su tentación culturalista, su densidad de intenciones. Apaciguadas las tentaciones adanistas, las veleidades de vanguardias inoperantes, olvidados de lo que distrae, parecen saber su oficio. Y tienen temple, ganas.     

Viernes 1
Antonio Cubelo y Rafael Escobar
Foto de Mara Troublant
    
      Hay poetas escondidos, humildes, que escriben como pidiendo permiso, y a los que cuesta moverse en el mundillo. Poetas a los que sus amigos veneran, quieren. Sin duda que Antonio Cubelo Marqués es uno de ellos. Agobiado en sus tiempos por las obligaciones laborales, cada poema es un milagro. Su anterior libro Julia, agosto, septiembre –qué título, por Dios-, apenas tuvo tiempo de presentarlo y circula casi clandestinamente. Ahora aparece Hablo contigo en la editorial Tigres de papel que codirigen Mara Troublant y Paco Moral. Y esta vez sí se presentó. Ocurrió el viernes 1 de abril en el recinto de Casa del Lector. Vino desde Cuenca a presentarlo Rafael Escobar, poeta raíz. Habló –serenidad de voz culta– de la concisión esbelta del lenguaje, de su alejamiento del coloquialismo y la anécdota, de la capacidad de apresar el instante, (paisaje y sensaciones), de su voluntad comunicativa, del amor como difuso escenario, de la fusión celebrativa con la Naturaleza. Pero habló sobre todo de la apuesta, a todo o nada del poeta, por el poder de la palabra sobre el discurso. Una impecable, por certera y respetuosa, presentación. Luego hablaría el poeta, voz de pausa plomada, para confirmar lo anunciado. Y lograr lo que parece un imposible: extender la emoción con unos textos tan esenciales, tan enjutos, tan en sí, tan alejados de los adjetivos y los trucos sensoriales. Poesía grande, humilde y honesta la de Antonio Cubelo. Poemas que él entiende sin título, para no condicionar al lector. O con una propuesta entre paréntesis como mucho. Así en este que adjuntamos.

(estar herido)

Las huellas
que te cruzan, ojalá,
ojalá
que dibujen un árbol:

para tenderte
a la sombra

desnudo como un pájaro
en la tierra.  

6 comentarios:

JOSÉ LUIS MORANTE dijo...

Solo dejar en tu blog unas palabras de gratitud y afecto. Son tiempos raros, pero la poesía está ahí para sembrar incertidumbres y para hacer de cada lector una duda con bifurcaciones. Fue muy grato encontrarte en la presentación de la antología RE-GENERACIÓN y hay que seguir cultivando el jardín de los afectos. Que la poesía es eso, luz machadiana, palabra en el tiempo. Abrazos.

Mayusta dijo...

Desde luego, en estos tiempos de tanto humo y parafernalia poética, satisface la esencialidad, concreción, emoción («No la toques más...») de estos versis. Magnifica crónica, también, de un "conocedor" insobornable. Abrazos.

fcaro dijo...

José Luis, sé que la marea de los libros, de la edición, de la escritura, de la crítica, no te distare de los importante. Conoces los yacimientos de la poesía. . Mi abrazo.

fcaro dijo...

LA poesía necesita a veces pocas palabras para vivir, como es el caso del labrador Cubelo. Pero en otras se encuentra cómoda en las vegetaciones frondosas. Es un niña inquieta, Mayusta. Te quiero en pie. Mi abrazo.

Miguel Ángel Yusta. dijo...

No sé, querido Paco. Pienso que no voy a estar de pie ya como antaño, la vida azota ahora por varios frentes... La poesía (en mi caso, en el papel de atento lector) nos salva...Un abrazo.

fcaro dijo...

Siempre salva la poesía. Y la voluntad de ser, Miguel Ángel.