miércoles, 17 de mayo de 2017

Jorge Guillén para un Homenaje

      (La becaria está que trina, el que a veces actúa como Jefe le ha pedido hacer de negra. No tiene ganas ni tiempo, le dijo, para escribir unas líneas con que presentar una sencilla lectura de dos poemas de Guillén (Jorge) en un homenaje que el Ateneo dedica a los 90 años de la Generación del 27. No sé a quien se le habrá ocurrido, farfulla, si terminan de hacer dos a Gloria Fuertes y otro a la Generación, están que no paran con este asunto. Un redactor le ha escogido los poemas y la becaria le entrega esto por si le sirve. Pero sigue por lo bajo: no es mi papel, no es mi papel)

(esto)

Jorge Guillén es el mío, ese poeta enjuto de voz y carnes, que viene en los libros de texto y al que a veces nos hemos acercado para jamás volver. El abstracto, el irónico por inteligente, el poeta-profesor, el del lenguaje geométrico. Bien. Ya no se lleva. Sabéis bien que no se lleva, que pasó su tiempo, el clamor de los homenajes. Recuerdo, os recuerdo que Wikipedia dice que fue el primer premio Cervantes, en 1976.  Ya lo habíais olvidado. Ahora lo más que se le ocurre al español ilustrado que escuche su nombre es escribir un signo igual entre Guillén y poesía pura. Pero él, sabedlo, aseguraba ya en 1934 que un poema debe contener un tanto de poesía y un tanto de ruido humano. Fue poeta en asombro por la realidad, por el júbilo de la luz. Por la perfección de las cosas y la tensión entre palabras. Cualquier poema que de él os lea no lo reconoceréis, si no fuere el del sillón beatus, que no va ser.  He traído para el caso esta edición primorosa de Barrral, hecha en 1979, impresa en offset, mantiene el papel sin decolorar por la luz y que debió ser gigantesca porque se sigue vendiendo en librerías y puestos de ocasión a dos euros. Sic transit gloria mundi. Serán dos poemas cortos. Pertenecen a Aire nuestro, en su producción final: 

(poemas)

1

Más allá. ¿Dónde? Donde tú concluyes 
y principia ese mundo que te ciñe 
por todas partes. En el aire cosas 
que la luz te descubre y son las metas 
de tu poder. ¿Te angustia el mundo? Mira 
ese mundo es amigo necesario. 
¿Misterioso, versátil? Sí, difícil. 
Rechaza el miedo y ríndete al asombro 
si te das cuenta bien de tu aventura, 
formidable.

 *
Mi jardín está en medio de la vida, 
de la ciudad, del mundo, de los roces 
con esas asperezas verdaderas 
del diario vivir, que es el de todos. 
¿Paraiso, muy lejos? No. Jardín 
a tu alcance, por entre tanto fárrago. 
Y un hombre en su minuto, al fin sereno. 

2

"Perdido entre tanta gente..."

"Gente", también "otredad", 
lóbrega palabra fea 
que solamente va 
de docto en docto saltando 
para siempre resonar 
como dicha por embudo 
gracioso en un carnaval 
de máscaras que jugasen 
a dar pavor... 
                           ¡La otredad!

2 comentarios:

Miguel Ángel Yusta. dijo...

No sé si está ya el jardín en medio de todo lo que nos cuenta el gran Jorge Guillén o, en estos tiempos de asperezas muy turbias, fárrago sucio, prójimo mirando solamente su ombligo, soledad y desencanto, ese jardín -si existe- es solamente el reflejo en una pantalla de ordenador -amarga virtualidad- a altas horas de la noche. Y, a veces, ni eso...
No obstante, releer a los verdaderos nos redime un poco.

fcaro dijo...

Ay, Miguel Ángel, qué gran hallazgo el tuyo. Ver el jardín guilleniano en la pantalla actual de un ordenador. El gran Guillén hablaba del mundo cercano, del asumido, del aquel con el que somos capaces de interactuar, que lo hacemos nuestro, a nuestro modo y medida para fundirnos con él. De el mundo no como agobio sino como posibilidad. Y ahora todo eso a través de un pantalla y la soledad.
Eres un maestro, amigo.